El juego patológico es un trastorno del control de los impulsos cuya característica esencial es un comportamiento de juego, desadaptativo y persistente, que altera la continuidad de la vida personal, familiar o profesional.
Según la OMS
(Organización Mundial de la Salud) el Juego Patológico se define como un
trastorno caracterizado por la presencia de frecuentes y reiterados
episodios de participación en juegos de apuestas, los cuales dominan la
vida de la persona enferma en perjuicio de sus valores y obligaciones
sociales, laborales, materiales y familiares; esta conducta persiste y a
menudo se incrementa a pesar de sus consecuencias sociales adversas
tales como pérdida de fortuna personal, deterioro de las relaciones
familiares y situaciones personales críticas (OMS, 1992).
Según el DSM -V, la ludopatía debe cumplir con una serie de criterios:
A- Comportamiento de juego desadaptativo, persistente y recurrente,
como indican por lo menos cinco (o más) de los siguientes ítems:
1.-
preocupación por el juego (p. ej. Preocupación por revivir experiencias
pasadas de juego, compensar ventajas entre competidores o planificar la
próxima aventura, o pensar formas de conseguir dinero con el que jugar)
2.- necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el grado de excitación deseado
3.- fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego
4.- inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener el juego
5.-
el juego se utiliza como estrategia para escapar de los problemas o
para aliviar la disforia (p. ej., sentimientos de desesperanza, culpa,
ansiedad, depresión)
6.-
después de perder dinero en el juego, se vuelve otro día para intentar
recuperarlo (tratando de “cazar” las propias pérdidas)
7.- se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego
8.- se cometen actos ilegales, como falsificación, fraude, robo, o abuso de confianza, para financiar el juego
9.-
se han arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas,
trabajo y oportunidades educativas o profesionales debido al juego
10.- se confía en que los demás proporcionen dinero que alivie la desesperada situación financiera causada por el juego
B- El comportamiento de juego no se explica mejor por la presencia de un episodio maníaco.
Atendiendo
a éstos criterios, el Jugador Patológico se podría definir como aquella
persona que tiene una dependencia emocional severa del juego y tiene
por lo tanto una pérdida grave o total de control con respecto a éste y
sufre una interferencia en el funcionamiento normal de la vida diaria ya
que la frecuencia de juego así como la cantidad de tiempo y dinero
invertidos son excesivamente altas.
Existe
en el jugador patológico una necesidad subjetiva de jugar para
recuperar lo perdido y de superar el fracaso continuo en el intento de
resistir los impulsos de jugar. Suelen ser frecuentes los pensamientos
distorsionados o irracionales como el optimismo irracional y el
pensamiento supersticioso.
Las consecuencias de la adicción al juego para la persona son las siguientes:
–
Distorsiones cognitivas referidas al azar, como la ilusión de control o
la confianza en la suerte, pensamientos con los que se cree que la
probabilidad de que toque un premio o se gane se ve aumentada, generando
así una falsa percepción de la realidad.
–
Alteraciones fisiológicas como aumento de estrés, ansiedad o malestar
físico general e incremento de la frecuencia cardíaca en la situación de
juego, cuyos valores más elevados suelen asociarse a momentos
específicos del juego que son experimentados por la jugadora o jugador
como especialmente excitantes.
–
Alteraciones emocionales como cambios de humor, irritabilidad,
agresividad, baja autoestima, sentimientos de culpa por la falta de
control o el gasto excesivo y vergüenza.
– Desatención familiar, falta de comunicación con la pareja, alteraciones en el comportamiento sexual.
–
En el entorno laboral y/o escolar se suele dar bajo rendimiento,
desmotivación, ausencias en el trabajo o clases… y todo ello puede
provocar la pérdida del trabajo y el fracaso escolar.
–
En cuanto al entorno social es normal la desatención de las amistades,
disminución de las actividades de ocio, pérdida de relaciones
significativas…
El juego patológico se trata de un trastorno con una serie de fases claramente definidas y por lo tanto predecibles:
- Fase de Ganancia: Al principio el jugador atraviesa un período de suerte donde se producen episodios frecuentes de ganancias. Es tos conducen a una mayor excitación por el juego, con lo que el individuo empieza a apostar con más frecuencia, creyéndose, además, que es un jugador excepcional.
- Fase de Pérdida: Una actitud excesivamente optimista en el jugador, que es característica del estilo del jugador patológico, le conduce a aumentar significativamente la cantidad de dinero que arriesga en el juego. Debido a este aumento en la suma de dinero apostado, se van a producir fuertes pérdidas, difíciles de tolerar, y es entonces cuando empieza a jugar con el propósito, no ya de ganar, sino de recuperar lo perdido.
- Fase de Desesperación: En ésta fase la persona ha generado normalmente una gran deuda y se produce el ansia por devolver el dinero rápidamente; aparece el sufrimiento que produce la alienación de la familia y amigos; se genera una reputación negativa en la comunidad y el rechazo social, y un aparece el deseo irrefrenable de recuperar las sensaciones positivas de los momentos de ganancias.
Según estudios realizados por Becoña en España, las características descriptivas más importantes de los jugadores patológicos son las siguientes:
• Hay dos hombres por cada mujer jugadora patológica.
• Predominan los jugadores patológicos entre los más jóvenes (el 40 % de todos tiene entre 18 y 30 años).
• Tienen menor nivel educativo.
• Hay aproximadamente la misma cantidad de personas solteras que de casadas.
• Tienen menos ingresos económicos.
•
Su ocupación laboral es semejante a la del resto de la población no
jugadora. No existe, por tanto, un patrón característico de asociación
entre una determinada profesión y un mayor nivel de juego. Sin embargo,
los más castigados socialmente por los problemas de juego, dada su
situación social, personal y económica, son las amas de casa, los
parados, los jubilados y los que tienen empleos eventuales, aun cuando
el juego afecta a todas las clases sociales.
• Juegan predominantemente a las máquinas tragaperras/tragamonedas (en el 75 % de los casos es el juego predominante).
•Cuanto mayor es la ciudad de residencia, mayor es el número proporcional de personas jugadoras patológicas.
El tratamiento
terapéutico tiene como objetivo conseguir la abstinencia total del
juego y prevenir las posibles recaídas. A través del tratamiento
psicológico la persona irá aprendiendo paulatinamente a controlar su
impulso a jugar.
Se
utilizan diferentes técnicas como la desensibilización automática y la
relajación que se dirigen a controlar la ansiedad generada por la
abstinencia de jugar. Técnicas de terapia cognitiva como el registro de
pensamientos automáticos repetitivos o distorsionados, la toma de
conciencia del problema, o la solución de problemas. Y se considera muy
efectiva la terapia de grupo, ya que ayuda el compartir dificultades,
favorecer la comunicación y encontrar estrategias de solución de
problemas.
El juego se ha
convertido en una patología cada vez más frecuente entre la población
mundial, pero que cuenta con herramientas de diagnóstico, tratamiento y
prevención muy desarrolladas que ayudan con efectividad a la persona
afectada a superar el problema.
Fuente: Barreiro, J. Recuperado de: http://www.barreiropsicologia.com/
Bibliografía recomendada:
– González, A. (1989). Juego patológico : una nueva adicción. Madrid, Tibidabo.
– Ochoa, E., Labrador, F. J., Echeburúa, E., Becosa, e. y Vallejo, M. A. (1997). El juego patológico. Madrid,
Plaza y Janés.
– Fernández-Montalvo, J. Y Echeburúa, E. (1997). Manual práctico del juego patológico. Madrid, Pirámide.
– Manual de intervención en juego patológico. Junta de Extremadura. Consejeria de Sanidad y Dependencia
– González, A. (1989). Juego patológico : una nueva adicción. Madrid, Tibidabo.
– Ochoa, E., Labrador, F. J., Echeburúa, E., Becosa, e. y Vallejo, M. A. (1997). El juego patológico. Madrid,
Plaza y Janés.
– Fernández-Montalvo, J. Y Echeburúa, E. (1997). Manual práctico del juego patológico. Madrid, Pirámide.
– Manual de intervención en juego patológico. Junta de Extremadura. Consejeria de Sanidad y Dependencia
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