lunes, 22 de mayo de 2017

Ludopatía: características y tratamiento



El juego patológico es un trastorno del control de los impulsos cuya característica esencial es un comportamiento de juego, desadaptativo y persistente, que altera la continuidad de la vida personal, familiar o profesional.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el Juego Patológico se define como un trastorno caracterizado por la presencia de frecuentes y reiterados episodios de participación en juegos de apuestas, los cuales dominan la vida de la persona enferma en perjuicio de sus valores y obligaciones sociales, laborales, materiales y familiares; esta conducta persiste y a menudo se incrementa a pesar de sus consecuencias sociales adversas tales como pérdida de fortuna personal, deterioro de las relaciones familiares y situaciones personales críticas (OMS, 1992).
 Según el DSM -V, la ludopatía debe cumplir con una serie de criterios:
  A- Comportamiento de juego desadaptativo, persistente y recurrente, como indican por lo menos cinco (o más) de los siguientes ítems:
1.- preocupación por el juego (p. ej. Preocupación por revivir experiencias pasadas de juego, compensar ventajas entre competidores o planificar la próxima aventura, o pensar formas de conseguir dinero con el que jugar)
2.- necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el grado de excitación deseado
3.- fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego
4.- inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener el juego
5.- el juego se utiliza como estrategia para escapar de los problemas o para aliviar la disforia (p. ej., sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad, depresión)
6.- después de perder dinero en el juego, se vuelve otro día para intentar recuperarlo (tratando de “cazar” las propias pérdidas)
7.- se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego
8.- se cometen actos ilegales, como falsificación, fraude, robo, o abuso de confianza, para financiar el juego
9.- se han arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, trabajo y oportunidades educativas o profesionales debido al juego
10.- se confía en que los demás proporcionen dinero que alivie la desesperada situación financiera causada por el juego
  B- El comportamiento de juego no se explica mejor por la presencia de un episodio maníaco.
Atendiendo a éstos criterios, el Jugador Patológico se podría definir como aquella persona que tiene una dependencia emocional severa del juego y tiene por lo tanto una pérdida grave o total de control con respecto a éste y sufre una interferencia en el funcionamiento normal de la vida diaria ya que la frecuencia de juego así como la cantidad de tiempo y dinero invertidos son excesivamente altas.
Existe en el jugador patológico una necesidad subjetiva de jugar para recuperar lo perdido y de superar el fracaso continuo en el intento de resistir los impulsos de jugar. Suelen ser frecuentes los pensamientos distorsionados o irracionales como el optimismo irracional y el pensamiento supersticioso.
Las consecuencias de la adicción al juego para la persona son las siguientes:
– Distorsiones cognitivas referidas al azar, como la ilusión de control o la confianza en la suerte, pensamientos con los que se cree que la probabilidad de que toque un premio o se gane se ve aumentada, generando así una falsa percepción de la realidad.
– Alteraciones fisiológicas como aumento de estrés, ansiedad o malestar físico general e incremento de la frecuencia cardíaca en la situación de juego, cuyos valores más elevados suelen asociarse a momentos específicos del juego que son experimentados por la jugadora o jugador como especialmente excitantes.
– Alteraciones emocionales como cambios de humor, irritabilidad, agresividad, baja autoestima, sentimientos de culpa por la falta de control o el gasto excesivo y vergüenza.
– Desatención familiar, falta de comunicación con la pareja, alteraciones en el comportamiento sexual.
– En el entorno laboral y/o escolar se suele dar bajo rendimiento, desmotivación, ausencias en el trabajo o clases… y todo ello puede provocar la pérdida del trabajo y el fracaso escolar.
– En cuanto al entorno social es normal la desatención de las amistades, disminución de las actividades de ocio, pérdida de relaciones significativas…
El juego patológico se trata de un trastorno con una serie de fases claramente definidas y por lo tanto predecibles:
  • Fase de GananciaAl principio el jugador atraviesa un período de suerte donde se producen episodios frecuentes de ganancias. Es tos conducen a una mayor excitación por el juego, con lo que el individuo empieza a apostar con más frecuencia, creyéndose, además, que es un jugador excepcional.
  • Fase de Pérdida: Una actitud excesivamente optimista en el jugador, que es característica del estilo del jugador patológico, le conduce a aumentar significativamente la cantidad de dinero que arriesga en el juego. Debido a este aumento en la suma de dinero apostado, se van a producir fuertes pérdidas, difíciles de tolerar, y es entonces cuando empieza a jugar con el propósito, no ya de ganar, sino de recuperar lo perdido.
  • Fase de Desesperación: En ésta fase la persona ha generado normalmente una gran deuda y se produce el ansia por devolver el dinero rápidamente; aparece el sufrimiento que produce la alienación de la familia y amigos; se genera una reputación negativa en la comunidad y el rechazo social, y un aparece el deseo irrefrenable de recuperar las sensaciones positivas de los momentos de ganancias.
Según estudios realizados por Becoña en España, las características descriptivas más importantes de los jugadores patológicos son las siguientes:
• Hay dos hombres por cada mujer jugadora patológica.
• Predominan los jugadores patológicos entre los más jóvenes (el 40 % de todos tiene entre 18 y 30 años).
• Tienen menor nivel educativo.
• Hay aproximadamente la misma cantidad de personas solteras que de casadas.
• Tienen menos ingresos económicos.
• Su ocupación laboral es semejante a la del resto de la población no jugadora. No existe, por tanto, un patrón característico de asociación entre una determinada profesión y un mayor nivel de juego. Sin embargo, los más castigados socialmente por los problemas de juego, dada su situación social, personal y económica, son las amas de casa, los parados, los jubilados y los que tienen empleos eventuales, aun cuando el juego afecta a todas las clases sociales.
• Juegan predominantemente a las máquinas tragaperras/tragamonedas (en el 75 % de los casos es el juego predominante).
•Cuanto mayor es la ciudad de residencia, mayor es el número proporcional de personas jugadoras patológicas.
El tratamiento terapéutico tiene como objetivo conseguir la abstinencia total del juego y prevenir las posibles recaídas. A través del tratamiento psicológico la persona irá aprendiendo paulatinamente a controlar su impulso a jugar.
Se utilizan diferentes técnicas como la desensibilización automática y la relajación que se dirigen a controlar la ansiedad generada por la abstinencia de jugar. Técnicas de terapia cognitiva como el registro de pensamientos automáticos repetitivos o distorsionados, la toma de conciencia del problema, o la solución de problemas. Y se considera muy efectiva la terapia de grupo, ya que ayuda el compartir dificultades, favorecer la comunicación y encontrar estrategias de solución de problemas.
El juego se ha convertido en una patología cada vez más frecuente entre la población mundial, pero que cuenta con herramientas de diagnóstico, tratamiento y prevención muy desarrolladas que ayudan con efectividad a la persona afectada a superar el problema.



Fuente: Barreiro, J.   Recuperado de: http://www.barreiropsicologia.com/


Bibliografía recomendada:
– González, A. (1989). Juego patológico : una nueva adicción. Madrid, Tibidabo.
– Ochoa, E., Labrador, F. J., Echeburúa, E., Becosa, e. y Vallejo, M. A. (1997). El juego patológico. Madrid,
Plaza y Janés.
– Fernández-Montalvo, J. Y Echeburúa, E. (1997). Manual práctico del juego patológico. Madrid, Pirámide.
– Manual de intervención en juego patológico. Junta de Extremadura. Consejeria de Sanidad y Dependencia

jueves, 18 de mayo de 2017

Síntomas de Bulimia y Anorexia nerviosa


Bulimia

Síntomas

Generalmente las personas que padecen bulimia han sido obesas o han realizado numerosas dietas sin control médico. Tratan de ocultar los vómitos y las purgaciones, por lo que la enfermedad suele pasar desapercibida durante mucho tiempo. Los síntomas típicos de un cuadro de bulimia son los siguientes:
  • Atracones o sobreingesta de alimentos: El enfermo come una gran cantidad de alimentos en un espacio de tiempo muy corto. No tiene control sobre la ingesta y es tal la ansiedad que cree que no puede parar de comer.
  • Para prevenir el aumento de peso y compensar el atracón o el exceso de las comidas se provoca vómitos, utiliza laxantes, diuréticos, fármacos, o recurre a otros medios que le permitan controlar el peso, como la practica abusiva de actividades deportivas.
  • Los ciclos de atracones y vómitos se manifiestan un mínimo de dos veces por semana.
  • La autoestima del enfermo es baja y la identifica con su cuerpo.
Asimismo, se producen otros cambios físicos y emocionales (depresión, ansiedad) que manifiestan el desarrollo de la enfermedad. Los bulímicos se ven gordos, incluso cuando su peso es normal; se avergüenzan de su cuerpo y lo rechazan, por lo que intentan hacer dieta en todo momento. A pesar de todo, la ingestión compulsiva a escondidas o durante la noche es una de las principales características de esta patología. Pueden llegar a gastar una gran cantidad de dinero en comida o recurrir a la que ya hay en casa, que comienza a desaparecer misteriosamente de la despensa. No sienten ningún placer al comer ni preferencias en cuanto al tipo de alimentos, sólo buscan saciarse. Intentan evitar los lugares en los que hay comida y procuran comer solos. Su comportamiento suele ser asocial, tienden a aislarse, y la comida es su único tema de conversación. Además, la falta de control sobre los alimentos les produce grandes sentimientos de culpa y vergüenza.
En cuanto a los signos físicos que evidencian la enfermedad se encuentran la debilidad, dolores de cabeza; hinchazón del rostro por el aumento de las glándulas salivales y parótidas, problemas con los dientes, mareos, pérdida de cabello, irregularidades menstruales, y bruscos aumentos y reducciones de peso, aunque generalmente no sufren una oscilación de peso tan importante como la que se manifiesta en la anorexia. La bulimia puede ir acompañada de otros trastornos como la cleptomanía, el alcoholismo o la promiscuidad sexual. Consecuencias clínicas:
  • Arritmias que pueden desembocar en infartos.
  • Deshidratación.
  • Colon irritable y megacolon.
  • Reflujo gastrointestinal.
  • Hernia hiatal.
  • Pérdida de masa ósea.
  • Perforación esofágica.
  • Roturas gástricas.
  • Pancreatitis.

Diagnóstico

El médico sospecha bulimia nerviosa si una persona está demasiado preocupada por el aumento de su peso, que presenta grandes fluctuaciones, en especial si existen signos evidentes de una utilización excesiva de laxantes. Otras pistas incluyen tumefacción de las glándulas salivales de las mejillas, cicatrices en los nudillos por haber usado los dedos para inducir el vómito, erosión del esmalte dental debido al ácido del estómago y un valor bajo de potasio sanguíneo. Sin embargo, el diagnóstico dependerá de la descripción del paciente de una conducta comida excesiva-purga.
El diagnóstico  resulta complicado ya que los episodios de voracidad y vómitos se ocultan con facilidad. Además, algunos síntomas pueden ser confundidos con los de otras patologías. Para un diagnóstico adecuado es necesaria una entrevista psiquiátrica que desvele la percepción que el enfermo tiene del propio cuerpo y la relación que mantiene con la comida. Asimismo, es necesaria una exploración física completa para detectar los trastornos fruto de su comportamiento alimenticio. Los objetivos del tratamiento son corregir los trastornos alimenticios y psicológicos de la enfermedad.

Tratamientos

Las dos aproximaciones al tratamiento son la psicoterapia y los fármacos. Es mejor que la psicoterapia la realice un terapeuta con experiencia en alteraciones del apetito, pudiendo resultar muy eficaz. Un fármaco antidepresivo a menudo puede ayudar a controlar la bulimia nerviosa, incluso cuando la persona no parece deprimida, pero el trastorno puede reaparecer al interrumpirse la administración del fármaco.
En virtud de la gravedad se puede recurrir a un tratamiento ambulatorio o a la hospitalización. En primer lugar se trata de evitar los vómitos, normalizar el funcionamiento metabólico del enfermo, se impone una dieta equilibrada y nuevos hábitos alimenticios. Junto a este tratamiento, encauzado hacia la recuperación física, se desarrolla el tratamiento psicológico con el fin de reestructurar las ideas racionales y corregir la percepción errónea que el paciente tiene de su propio cuerpo. El tratamiento también implica la colaboración de la familia, ya que en ocasiones el factor que desencadena la enfermedad se encuentra en su seno. La curación de la bulimia se alcanza en el 40 por ciento de los casos, si bien es una enfermedad intermitente que tiende a cronificarse. La mortalidad en esta enfermedad supera a la de la anorexia debido a las complicaciones derivadas de los vómitos y el uso de purgativos.

Anorexia Nerviosa

No se conocen las causas exactas de la anorexia nerviosa. Muchos factores probablemente estén involucrados. Los genes y las hormonas pueden jugar un papel. Las actitudes sociales que promueven tipos de cuerpos muy delgados también pueden contribuir.
Los factores de riesgo para la anorexia abarcan:
  • Estar más preocupado o prestarle más atención al peso y la figura
  • Tener un trastorno de ansiedad en la niñez
  • Tener una imagen negativa de sí mismo
  • Tener problemas alimentarios durante la lactancia o la primera infancia
  • Tener ciertas ideas culturales o sociales respecto de la salud y la belleza
  • Tratar de ser perfeccionista o demasiado centrado en reglas
La anorexia generalmente comienza durante los años de adolescencia o a principios de la edad adulta y es más común en mujeres, aunque también se puede ver en hombres. El trastorno se observa principalmente en mujeres de raza blanca, de alto rendimiento académico y que tienen familia o personalidad orientada hacia el logro de metas.

Síntomas

Una persona con anorexia por lo general:
  • Tiene un miedo intenso de aumentar de peso o engordar, incluso cuando su peso es insuficiente.
  • Se niega a mantener el peso en lo que se considera normal para su edad y estatura (15% o más por debajo del peso normal).
  • Tiene una imagen corporal que está muy distorsionada, está muy concentrada en el peso corporal o la figura y se niega a admitir el peligro de la pérdida de peso.
Las personas con anorexia pueden limitar mucho la cantidad de alimento que comen, o comen y luego se provocan el vómito. Otros comportamientos abarcan:
  • Cortar el alimento en pedazos pequeños o moverlos alrededor del plato en lugar de comérselos.
  • Hacer ejercicio a toda hora, incluso cuando hay mal tiempo, están lastimadas o están muy ocupadas.
  • Ir al baño inmediatamente después de las comidas.
  • Negarse a comer con otras personas.
  • Usar pastillas que las hagan orinar (diuréticos), tener deposiciones (enemas y laxantes) o que disminuyan su apetito (pastillas para adelgazar).
Otros síntomas de anorexia pueden abarcar:
  • Piel amarillenta o manchada que está reseca y cubierta con un fino vello
  • Pensamiento confuso o lento, junto con mala memoria o capacidad de discernimiento
  • Depresión
  • Boca seca
  • Sensibilidad extrema al frío (usar varias capas de ropa para permanecer caliente)
  • Pérdida de la fortaleza ósea
  • Atrofia muscular y pérdida de grasa corporal

Pruebas y exámenes

Se deben hacer exámenes para ayudar a determinar la causa de la pérdida de peso o ver qué daño ha causado. Muchos de estos exámenes se repetirán con el tiempo para vigilar a la persona.
Estos exámenes pueden abarcar:
  • Albúmina
  • Pruebas de densidad ósea para buscar huesos delgados (osteoporosis)
  • Conteo sanguíneo completo
  • Electrocardiografía (ECG o EKG)
  • Electrólitos
  • Pruebas de la función renal
  • Pruebas de la función hepática
  • Proteína total
  • Pruebas de la función tiroidea
  • Análisis de orina

Tratamiento

El mayor desafío en el tratamiento de la anorexia nerviosa es ayudarle a la persona a reconocer que tiene una enfermedad. La mayoría de las personas que sufre este tipo de anorexia niega tener un trastorno alimentario y, con frecuencia, ingresan al tratamiento sólo cuando su afección es grave.
Los objetivos del tratamiento son primero restaurar el peso corporal normal y los hábitos alimentarios. Un aumento de peso de 1 a 3 libras por semana se considera una meta segura.
Se han diseñado diferentes programas para tratar la anorexia. Algunas veces, la persona puede aumentar de peso:
  • Incrementando la actividad social.
  • Disminuyendo la cantidad de actividad física.
  • Usando horarios para comer.
Muchos pacientes comienzan con una estadía corta en el hospital y siguen en control con un programa de tratamiento diario.
Se puede necesitar una hospitalización más prolongada si:
  • La persona ha perdido mucho peso (estar por debajo del 70% de su peso corporal ideal para su edad y estatura). Para la desnutrición grave y potencialmente mortal, la persona puede requerir alimentación intravenosa o una sonda de alimentación.
  • La pérdida de peso continúa incluso con el tratamiento.
  • Se presentan complicaciones médicas, como problemas cardíacos, confusión o niveles bajos de potasio.
  • La persona tiene una depresión grave o piensa cometer suicidio.
Los profesionales de la salud que por lo general están involucrados en estos programas incluyen:
  • Enfermeras profesionales
  • Médicos
  • Asistentes médicos profesionales
  • Nutricionistas o dietistas
  • Profesionales en salud mental
El tratamiento a menudo es muy arduo y requiere un trabajo intenso por parte de los pacientes y sus familias. Es posible que se ensayen muchas terapias hasta que el paciente logre vencer este trastorno.
Los pacientes pueden marginarse de los programas si tienen esperanzas poco realistas de “curarse” con la terapia sola.
Se utilizan diferentes tipos de psicoterapia para tratar a las personas con anorexia:
  • La terapia individual cognitiva conductista (un tipo de psicoterapia), la terapia de grupo y la terapia de familia han sido todas efectivas.
  • El objetivo de la terapia es cambiar los pensamientos o comportamiento de un paciente con el fin de estimularlo a comer de un modo más sano. Esta clase de terapia es más útil para tratar a los pacientes más jóvenes que no hayan tenido anorexia durante mucho tiempo.
  • Si el paciente es joven, la terapia puede involucrar a la familia entera. La familia es vista como parte de la solución, en lugar de ser la causa del trastorno alimentario.
  • Los grupos de apoyo también pueden ser una parte del tratamiento. En estos grupos, los pacientes y las familias se reúnen y comparten lo que les ha pasado.
Los medicamentos, como antidepresivos, antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo, pueden ayudar a algunos pacientes anoréxicos cuando se administran como parte de un programa de tratamiento completo. Estas medicinas pueden ayudar a tratar la depresión o la ansiedad. Aunque estos fármacos pueden ayudar, no se ha demostrado que algún medicamento disminuya el deseo de bajar de peso.

Fuente:  Caladin, A. http://psicologaamparocalandin.blogspot.com.es/