viernes, 15 de julio de 2016

¿Por qué somos agresivos?


enojo


Aunque el comportamiento agresivo sea típico del hombre y detectable en innumerables circunstancias, se discute todavía mucho sobre el origen y las causas de la agresividad.
Algunos estudiosos sostienen que se trata de un impulso innato e instintivo que necesita una expresión espontánea; otros la consideran una reacción particular a circunstancias externas frustrantes y como tal totalmente ajena a los instintos naturales.

La interpretación freudiana de la agresividad pasó por tres fases sucesivas.
En un primer momento Freud interpretó el aspecto agresivo del comportamiento como parte constituyente del instinto sexual. Esto sucedía en el periodo inicial de sus estudios, cuando su atención se hallaba centrada en el instinto sexual, considerado el elemento fundamental en la aparición de las neurosis. Freud consideraba que el componente agresivo consistía en la tendencia a querer dominar el objeto de amor, y que su origen era incierto.
Por consiguiente, según dicha hipótesis, la agresividad sería un aspecto del impulso sexual, y la agresión, es decir el comportamiento agresivo, un componente del comportamiento sexual, subordinado a este último y tendente a superar los obstáculos que pudieran interponerse en la consecución del placer. Sin embargo, más tarde Freud, a través de la observación más objetiva de los impulsos sádicos de sus pacientes y de los juegos de los niños, en ocasiones crueles con los animales, llegó a considerar la agresividad como un impulso agresivo autónomo, independiente de la sexualidad.
En esta segunda interpretación del fenómeno, la agresividad se configura como una manifestación de los impulsos del Yo, tendentes a la autoconservación y al control de la realidad, y en concreto como una manifestación típica de tales impulsos en la superación de las frustraciones.
Básicamente la agresividad, en este momento del pensamiento freudiano, no se considera aún como un impulso autónomo, sino como una modalidad de expansión del Yo, regulable según los dictámenes de la realidad y tendente a proteger al individuo.

El desarrollo del pensamiento freudiano siguió luego otra dirección, poniendo de nuevo en discusión incluso este último planteamiento y llegando al punto final de su teoría de la agresividad, punto en que ésta es considerada como un impulso autónomo definido como “instinto de muerte” o “instinto de Thanatos” (que en la mitología griega es el dios de la muerte). El instinto de muerte se considera una tendencia que actúa en silencio, invade toda la vida de los individuos y se manifiesta en forma de impulsos agresivos, en origen orientados hacia ellos mismos (masoquismo) y sólo más tarde orientados hacia objetos externos (sadismo).
Según esta última hipótesis los instintos fundamentales humanos serían dos: el “instinto de vida” o “instinto de Eros’ (amor, en lengua griega), del que derivan los impulsos sexuales y que tiende a la conservación de la vida y a la obtención del placer, y el “instinto de muerte” o “Thanatos”, del que derivan los impulsos agresivos, expresión de la tendencia de toda la materia viva a volver al estado inorgánico, a la disolución, a la muerte.

El amor y el odio son las representaciones afectivas de estas dos tendencias. La vida aparece como la resultante del antagonismo y de la colaboración entre instintos de vida e instintos de muerte y por tanto entre amor y odio.
El pensamiento de Freud a tal respecto no se cuenta entre los más claros y sobre todo resulta difícil aceptar su particular concepto de la vida al servicio de la muerte, entendida como el estado en el que el organismo se libera completamente de toda tensión, el estado originado absoluto, anterior a la aparición de la propia vida.
Él mismo aclararía en parte dicho concepto en sus escritos posteriores, en los que queda subrayado el papel que desempeñan los instintos agresivos en la vida psíquica individual y en la social. Se confirma, con cierto pesimismo, la existencia en el hombre de un poderoso deseo de agresividad que forma parte de los instintos humanos, por lo que la esperanza de quienes desearían erradicar las tendencias agresivas de los hombres, y de esta forma provocar la desaparición de la agresividad y de la violencia que alteran el armónico desarrollo de la sociedad, es una ilusión.

En el desarrollo del pensamiento psicoanalítico posterior a Freud, la hipótesis del instinto de muerte enfrentado al instinto de vida no fue en general aceptada, y se volvió a considerar la agresividad como impulso fundamental del hombre, con una base instintiva pero también, y sobre todo, con una función necesaria para la conservación de la vida. Según estos investigadores, el instinto agresivo no tiene nada que ver con el instinto de muerte de Freud, pero constituye la base de toda aspiración humana a la independencia y a la afirmación individual.
Más que con un instinto específico, la agresividad se relaciona con las necesidades típicas de exploración y de movimiento, tanto del hombre como del animal. Representa un modo y un medio a través del cual el hombre trata de extender su dominio sobre la realidad, de proteger su seguridad y de afirmar su propia identidad. La agresividad es en definitiva la expresión de una tensión más general del hombre a dominar el ambiente y a autorrealizarse, y su transformación en destructividad o en violencia es sinónimo de una falta de adaptación a la realidad.
La destructividad y la violencia no formarían por tanto parte de la naturaleza del hombre, sino que serían más bien el resultado de un cierto tipo de educación y de aprendizaje, los síntomas de una mala adaptación a la realidad. Según dicha teoría, esta falta de adaptación tiene sus raíces en la infancia y se va agravando con el desarrollo de la persona, debido a la ausencia de compensaciones (o satisfacción a sus requerimientos) y por intolerancia ante las frustraciones.
Para terminar, la investigación psicoanalítica posterior a Freud centra su atención en la comprensión de la personalidad agresiva y en la búsqueda de los que pueden ser los factores responsables, capaces de alterar el desarrollo psicológico ideal.




Fuente:  Enciclopedia práctica de Psicología Holística.   Recuperado en:http://www.gentenatural.com/psicologia/

martes, 12 de julio de 2016

Diferencias entre psicósis y neurosis



1) DESDE EL PUNTO DE VISTA SOCIAL:

– PSICOSIS  – Es un trastorno grave de la personalidad que evita u obstaculiza seriamente las relaciones del paciente con las otras personas y/o grupos humanos. La adaptación vocacional, social, y sexual, sufre notablemente.
– NEUROSIS – Es un trastorno menos grave de la personalidad. La adaptación social, vocacional y sexual sufre con frecuencia también, pero como regla general no está impedida en su totalidad.

2) DESDE EL PUNTO DE VISTA ETIOLÓGICO:

– PSICOSIS –  Puede ser producida por factores orgánicos ( inclusive tóxicos, consumo de determinadas drogas está generando actualmente psicosis) o por factores psicológicos o x combinación de ambos o factores sociales en un sentido extremo. ( carencias económicas, afectivas…)
– NEUROSIS –   Es producida por factores psicológicos, es decir, por la significación ( para el individuo) o por cualquier clase de tensión que actúa sobre el individuo en vez de serlo por los efectos directos fisiológicos o estructurales de dicha tensión, se trata siempre de un trastorno funcional. ( es un trastorno básicamente psicológico aunque las manifestaciones sean fisiológicas)

3.- DESDE EL PUNTO DE VISTA DESCRIPTIVO:

– PSICOSIS –  Comprende la desorganización de las diversas funciones de la personalidad: percepción, memoria, juicio y pensamiento están alteradas. Los psicóticos usualmente no se percatan o no reconocen del hecho de que sufren un trastorno de la personalidad.
– NEUROSIS –  Comprende la disminución de la eficiencia, pero en grado mucho menor, desorganización de las funciones de la personalidad, pero en grado mucho menor. Los neuróticos se percatan ( poseen la perspicacia necesaria) de que sufren un trastorno de personalidad.

4.- DESDE UN PUNTO DE VISTA CLÍNICO:
– PSICOSIS –  Los psicóticos presentan 1 ó + síntomas: ideas delirantes, alucinaciones e ilusiones.
– NEUROSIS –  Los neuróticos no sufren ideas delirantes ni alucinaciones, las ilusiones son poco frecuentes. Los síntomas comprenden variedades como las : conversiones, obsesiones, compulsiones, fobias.

5.- DESDE EL PUNTO DE VISTA TERAPÉUTICO:

-PSICOSIS –  Hospitalización breve
-NEUROSIS –   Usualmente no requieren hospitalización

6.- DESDE EL PUNTO DE VISTA DINÁMICO:

-PSICOSIS –   existen graves deficiencias de las funciones del ego. El contacto con la realidad de la persona psicótica es defectuosa. Los conflictos entre el id ( ello) y el ego, y entre el ego y el medio ambiente, que previamente habían sido suprimidos y reprimidos, salen a la superficie.

-NEUROSIS –  existe deficiencia parcial de la fuerza del ego en las neurosis, pero las funciones mas importantes permanecen intactas. El neurótico intenta enfrentarse a los conflictos por medio de la supresión y la represión.

Fuente:
Enciclopedia práctica de Psicología Holística.   Recuperado en:http://www.gentenatural.com/psicologia/