miércoles, 3 de agosto de 2016

El enojo



Psicológicamente hay dos rasgos principales que parecen producir una amplia gama de beneficios al ser humano: la inteligencia y el autocontrol. A pesar de décadas de estudios, la psicología no ha encontrado mucho que se pueda hacer para incrementar la inteligencia. El autocontrol, sin embargo, sí puede ser fortalecido de manera permanente, este está directamente ligado al control de las emociones pero sobretodo del enojo.
Todos hemos sentido enojo y lo experimentamos como algo fugaz o como furia total.

El enojo es una emoción humana totalmente normal y por lo general, saludable. No obstante, cuando perdemos el control de esta emoción y se vuelve destructiva, puede ocasionar muchos problemas en las relaciones personales e interpersonales.

El enojo es un estado emocional que varía en intensidad. Varía desde una irritación leve hasta una furia e ira intensa. Como otras emociones, está acompañada de cambios psicológicos y biológicos. El enojo puede ser causado por sucesos externos o internos. Usted puede enojarse con una persona específica o por algo ocurrido, o su enojo puede ser causado por estar preocupado debido a sus problemas personales. Los recuerdos de hechos traumáticos o enfurecedores también pueden despertar sentimientos de enojo.

La forma natural e instintiva de expresar el enojo es responder de manera agresiva. El enojo es una respuesta natural que se adapta a las amenazas, e inspira sentimientos intensos, con frecuencia agresivos, y conductas que nos permiten luchar y defendernos cuando nos sentimos atacados. Por lo tanto, para sobrevivir es necesario un determinado grado de enojo.  Por otro lado, no podemos atacar físicamente a cada persona u objeto que nos irrita o molesta. Las leyes, las normas sociales y el sentido común imponen límites respecto de cuán lejos podemos permitir que nos lleve nuestro enojo.

Las personas utilizamos una diversidad de procesos conscientes e inconscientes para lidiar con los sentimientos de enojo. Las tres reacciones principales son expresar, reprimir y calmarse;  estas deben ser modeladas y reforzadas en niños y adolescentes para que puedan resolver asertivamente los conflictos que se presenten, identifiquemos cada acción:

             Expresar los sentimientos de enojo con firmeza pero sin agresividad es la manera más sana de manifestar el enojo. Para hacerlo, se debe aprender cómo dejar en claro cuáles son sus necesidades y cómo realizarlas sin lastimar a otros. Ser firme no significa ser prepotente ni exigente; significa respetarse a sí mismo y a los demás.
             Otra manera de abordar esta reacción consiste en reprimir el enojo y después convertirlo o redirigirlo. Esto sucede cuando se contiene el enojo, se deja de pensar en ello y en cambio se concentra en hacer algo positivo. El objetivo es inhibir o reprimir el enojo y convertirlo en una conducta mucho más constructiva. El peligro en este tipo de respuesta es que no permite exteriorizar el enojo y puede conducir a conductas pasiva-agresiva porque no se aprende a expresar el enojo de manera constructiva
             Por último, puede calmarse interiormente. Esto significa no sólo controlar la conducta externa sino también controlar las respuestas internas para que cuando la intensidad del enojo disminuya tomar una decisión de cómo actuar.

El enojo en sí mismo no es malo, y debemos evitar decir “no te enojes”, lo importante en enseñar a los niños y jóvenes a utilizarlo de forma constructiva. Recuerde el enojo es bueno para identificar problemas, pero no para resolverlos.

Según la doctora Graciela Moreschi el manejo del enojo no implica simplemente contar hasta 100 o tomar aire. Eso nos ayudará a ser un poco más tolerantes pero para redireccionarlo sugiere los siguientes pasos:
             Aceptar que hay cosas que nos enojan.
             Identificar y aceptar eso que nos enoja.
             Trabajar con el enojo que sentimos.
             Atreverse a “decir” que estamos enojados (con respeto).
             Resolver lo que nos enoja cuando estemos menos enojados.
             No convertir el enojo en violencia.
             Aprender a pedir perdón y a perdonar cuando el enojo fue exagerado o sin sentido.
             No sentir culpa por el derecho que tenemos a enojarnos.


FUENTES:   http://www.apa.org/centrodeapoyo/enojo.aspx
                  http://www.revistabuenasalud.com/enojo-cuando-nos-dana-y-cuando-es-positivo/

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